jueves, 30 de septiembre de 2010

29 S

Si echamos un vistazo a nuestra historia, el miércoles 29 de septiembre de 2010 España vivirá la que será la séptima huelga general que se ha convocado en nuestro país desde 1978.

La convocatoria de esta huelga viene de la mano de los sindicatos UGT y CCOO, que no aceptan las medidas adoptadas por el Gobierno en lo que concierne a la reforma laboral. Alegan que ciertas medidas no harán más que perjudicar a los trabajadores y a los pensionistas. Además, provocarán una reducción en la inversión pública que frenará el crecimiento económico y la creación de empleo, siendo los principales damnificados los parados. Sin olvidarnos que dañará los derechos de los ciudadanos en sus puestos de trabajo y aumentará su inseguridad, debido a que el empresario tendrá mayor libertad a la hora de realizar despidos. Ante estas medidas, los sindicatos luchan por que se mantengan las pensiones y el sistema público de seguridad social, oponiéndose a cualquier recorte, por mínimo que sea, en lo que se refiere a prestaciones sociales y servicios.

Evidentemente, los empresarios son los más beneficiados de esta reforma laboral pues facilita y abarata el despido, recorta salarios y debilita el poder de los convenios. Reforzando el poder empresarial y desamparando a los trabajadores.

Considero que esta huelga está justificada, pues es un derecho que tenemos los trabajadores reconocido por la Constitución Española y es la única forma de hacernos oír en masa, y así conseguir o exigir al gobierno que cambie sus políticas. Pero quizás, no era el momento adecuado para llevarla a cabo, pues ante la precaria situación económica, la huelga sólo va a servir para agravar la recuperación. Además, creo que esta huelga empeora la imagen de España en el exterior y crea desconfianza en los inversores.

Por otro lado, creo que la huelga llega demasiado tarde, que los sindicatos se han tomado mucho tiempo desde que dieron la fecha, para caldear el ambiente. Además, los sindicatos han convocado la huelga general desconociendo el contenido final de la reforma laboral.

En mi ciudad, Elche, la mayoría de los almacenes de calzado se han visto obligados a cerrar sus puertas por miedo a sufrir consecuencias por la presencia de piquetes.

Por otro lado, la reforma laborar me afectará como a cualquier trabajador. Pero espero que tanto el Gobierno, la oposición y los Sindicatos, sienten la cabeza y se olviden de contentarse unos a otros para ganar adeptos y piensen realmente en la situación de muchas familias españolas que no tienen recursos ni siquiera para comer. Es evidente que necesitamos un cambio, pero no un cambio en el que se devalúen los derechos de los trabajadores y tampoco que se base en un enfrentamiento entre los empresarios y los trabajadores. Necesitamos unos representantes tanto sindicales como políticos que nos ofrezcan una alternativa razonable y factible para que nos permita salir de esta situación y no a un grupo de maleantes que se arrimen al árbol que más les cobije.  

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